jueves, 15 de septiembre de 2011

La injusticia mediante el Poder Judicial

LA RAZÓN DEL DÍA

La injusticia mediante el Poder Judicial
Director Jurídico de UnoAmérica

            Sócrates fue sometido a un proceso judicial, bajo los cargos de corruptor de la juventud, sus jueces no fueron imparciales porque eran sus enemigos. Y, como toda sentencia emitida por quien odia, es prejuzgada y enteramente injusta.
Tomándome las debidas licencias para no ingresar a las profundidades del misterio religioso que es implícito en Jesús, fue sentenciado siendo inocente, siendo condenado a la pena más atroz que la infamia ha podido inventar, por odio.
Juana de Arco, la doncella vejada por los franceses que la traicionaron y los ingleses invasores, fue condenada por jueces que son el monumento a la vileza y el servilismo corrupto.
Tomás Moro, primer ministro inglés, fue procesado y condenado a muerte por los adulones del depravado rey Enrique VIIII, que demolió las bases ético-religiosas de los británicos y escoceses, y causó cinco siglos aún inacabados de persecución despiadada contra los católicos irlandeses.
La justicia es dar a cada uno lo suyo. Es reconocer a cada uno lo que le corresponde. Toda decisión en nombre de la justicia afecta el honor, la probidad y la inocencia de una persona en su relación con otros.
Ser enjuiciado es una pesada carga. Porque desde el inicio, y cuando los contenidos de la sentencia no se pueden avizorar, sin embargo se produce el recorte de la libertad locomotora, y la inmovilización del patrimonio. Sufrir un juicio, desde el inicio, es sufrir un grave daño, en la libertad personal y por el embargo de los bienes.
            Recientemente presenciamos al quebrantamiento de la justicia, porque ya no está preservada contra los intereses de los que odian, debido al rol de la prensa motivada ideológicamente, y por los ONGs conspirativos.
            Ambos se han erigido en una inquisión (no en la católica, sino en la maquinaria inquisidora criminal que fue el modelo calvinista).
Los medios de prensa y los ONGs, ideologizados, causan el ostracismo de sus víctimas. Y, ambicionan más, intentan determinar la decisión de los magistrados, quienes de atreverse a actuar en contrario, son objeto de sistemáticas campañas de desprestigio, para que pierdan el empleo. Algunos de los operadores de la justicia son víctimas del terrorismo de prensa y de los ONGs que conspiran al servicio de la Revolución.
Las ONGs gramscianas, instrumentan la coaptación del Poder Judicial, para adaptarlo al servicio de los odios ideológicos. Hay un notorio perfil de esas ONGs, acompañando determinadas ratificaciones de magistrados, la apertura de algunos enjuiciamientos y la emisión de señaladas sentencias.
            Nos estamos convirtiendo en mudos testigos de la horrible deformación de la justicia, y de la pérdida de la piedad, que es el fiel de la balanza.
La piedad atempera la justicia, hace que los procesos sean legítimos y las sentencias comedidas. La piedad es generosa mediante las amnistías, indultos y conversión de las penas. Pero, que hoy se han convertido en malas palabras, por influencia de la prensa y de los ONGs revolucionarios.

Diario “La Razón”, Lima, jueves 8 de setiembre de 2011, pág. 13

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