jueves, 19 de enero de 2012

El Movadef. La Villarán. Chehade.

LA RAZÓN DEL DÍA



El Movadef. La Villarán. Chehade.

SERGIO TAPIA TAPIA

Director Jurídico de UnoAmérica





            Vale aclarar este título sustantivado, bajo el que en esta semana escribo. No pretendo establecer vinculaciones entre las tres realidades que el título contiene. Son tres temas diferentes, pero que no pueden ser soslayados en el análisis político oportuno, por lo que debo tocarlos en esta única entrega semanal.

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A los miembros del Movadef no se les impide participar en política, por haber sido sentenciados por terrorismo. No. En el Perú nadie por terrorismo padece de discriminación política. El ejemplo es Yehude Simons, que ha sido presidente regional por su partido y presidente del Consejo de Ministros de Alan García y, ahora es congresista y colaboracionista influyente del partido en el gobierno.

            Sí existe impedimento para legitimar la ideología que sustenta y provoca el terrorismo subversivo.

            Es crítico para la democracia que el sector mayoritario del JNE sea proclive, por acción o por omisión, para legalizar la ideología terrorista. Y, es perjudicial para el sistema que un líder de opinión de la talla de Antero Flores haya sido un frívolo improvisado en el debate con Fajardo, el fiel abogado de Abimael Guzmán.

            Además, continúa la ausencia ante el local del JNE, de los partidos políticos. No están sosteniendo la moral del sector lúcido del JNE, no están insuflando valentía al presidente medroso del JNE, no están recuperando al sector descarriado del JNE.

La decisión final del JNE sobre el Movadef recaerá exclusivamente entre el sector mayoritario proclive al favor y el presidente omiso. Porque, el representante del Ministerio Público que votó sobre el fondo por el no, por reglas procesales no podrá volver a intervenir.

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El partido del gobierno, padece de incesante mutación: Dejó de ser Nacionalista, se transformó en Gana Perú, se mimetizó con variaciones ideológicas para la victoria electoral. Empezó a gobernar sin asumir identidad ideológica y le produjo una severa crisis de conducción política. Luego ha desembocado en un caudillismo sin liderazgo, y con ausencia patente de ideología directriz y orientadora.

Finalmente, el gobierno está en trance de sufrir imprevisibles consecuencias, al haber asegurado a Omar Chehade su continuidad como congresista hasta el 2016. Los gobernantes se han jugado y arriesgado más con la persona de Chehade que para preservar su ideología. Esto convierte a Chehade en el símbolo del régimen. Desde la noche del martes, Chehade es el hombre más poderoso del gobierno. Sólo el azar y la historia sellarán su fin y su ocaso. Se ha dado inicio al gobierno “Chehade-Ollanta”.

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            Por último, la anunciada revocatoria de la Villarán como alcaldesa de Lima, nadie duda que se obtendrá. Pero, hay matices que sus promotores habrán de decidir: ¿Revocarán sólo para que ella sea reemplazada por el Teniente Alcalde? Ó ¿Revocarán a todas las listas para promover nuevas elecciones municipales en Lima? Aún no se sabe.

Diario “La Razón”, Lima, jueves 19 enero 2012, pág. 13

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