jueves, 7 de febrero de 2013

De Conga a Cañariaco, y vuelta


De Conga a Cañariaco, y vuelta

SERGIO TAPIA T.



            Para los marxistas la realidad es incomprensible; le sucede a Susana Villarán, la alcaldesa limeña de pronta revocación.

La Iglesia Católica afirma que el marxismo es “intrínsecamente perverso”, porque nada bueno hay en él.

Es una ideología violentista. El comunista es delincuente por motivación ideológica. El marxismo produce guerrilleros, terroristas, saboteadores y gobernantes crueles con afán de permanencia.

El empresariado aún no pondera la amenaza que los confronta. Desacierta el considerar respuesta contrasubversiva a la responsabilidad social empresarial. La que ni es adecuada ni es suficiente, porque tiene limitaciones por su propia naturaleza.

No somos optimistas en el pronóstico del rol del Estado frente a la subversión. No sabe qué hacer, desde que se inició Conga (que es el modelo, a escala), se extendieron sus réplicas y hasta la actual expresión subversiva de la economía que es Cañariaco.

En el siglo veinte, el marxismo manipuló el sindicalismo para trastocar la empresa desde dentro. En el siglo veintiuno, manipula poblaciones aledañas a los centros de producción, para subvertir la empresa desde fuera.

Los marxistas controlan organismos internacionales (en la ONU y la OEA), con la suicida complacencia de los servicios diplomáticos. La investidura de internacionalista la usan para doblegar gobiernos hostiles, y blindar dictaduras pro-comunistas. Han infiltrado el Poder Judicial, al que perversamente depravan.

Se cierne la amenaza de ser sacudidos nuevamente por la subversión marxista.

Será una recaída, porque poco o nada se aprendió de la experiencia de los sesenta-noventa.

 

Publicado en el diario “La Razón”, jueves 31 de enero de 2013, pág. 8

No hay comentarios:

Publicar un comentario