La ilegítima
resolución 307 de Villarán
Sergio
Tapia T.
Las asambleas constituyentes (en el Perú el promedio es una
carta constitucional cada diez años), deben legislar con realismo, de lo
contrario tendrán breve vigencia. Los congresos legisladores, deben elaborar
leyes en armonía con el derecho y la justicia, con racionalidad y realismo, o
su tarea será vana. No hay mayor daño para la sociedad que las leyes injustas, contrarias
a la naturaleza de las cosas, y emitidas por impulso ideológico. El presidente
de la República, los ministros, los altos funcionarios, los magistrados; todos los
que ejercen autoridad, son responsables del exceso, la omisión o la arbitrariedad
en la que incurran.
Los
gobernantes locales (presidentes regionales y alcaldes) no escapan de estos
sanos límites del ejercicio del poder del Estado. Sus concretas atribuciones,
deben ejercerse sin exceso que las ilegitime: ¡Cuantos presidentes regionales y
alcaldes, presos y procesados, tenemos actualmente!
El
mal gobierno no se agota en la corrupción por el ilegal uso del dinero del
Estado. Se hace más daño cuando se atenta contra el bien común político, gobernando
con ideología, atropellando las esencias de la persona.
La
ex –alcaldesa de Lima, Susana Villarán, mediante su Resolución 307, publicada
en El Peruano un día antes de dar término a sus funciones, el 29 de diciembre, decidió
individualmente, sin consultar al concejo de regidores, la pretensión de
imponer la “ideología de género”, y prohibir
el uso del clasificador de sexos hasta en los medios de comunicación.
Este
despropósito es la expresión de voluntad –antojadiza, ideologizada, autoritaria
y prepotente-, de una militante socialista empavonada por la soberbia, en sus
últimos días de goce del poder municipal. Concluyendo en la incapacidad de
ejercicio, y en la ilegitimidad e ilegalidad.
Corresponde
al nuevo alcalde, Luis Castañeda, derogar de inmediato la Resolución 307.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, viernes 9 de enero de 2014, pág. 6
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