viernes, 23 de septiembre de 2016

Proteger la familia - La Razón

Proteger la familia
SERGIO TAPIA T.

            Nuestra Constitución Política menciona varias veces a la familia. Para los peruanos la familia reviste importancia sin igual. Porque frente a un Estado secularmente incapaz, porque es inerme e indiferente, y se niega a tener utilidad para el ciudadano, de quien es mayormente una carga sin la debida retribución.

            En las crisis que nuestros nacionales han padecido, la que especialmente generó corrientes migratorias y éxodo a cualquier país que ofreciera seguridad y empleo, fue la gran crisis de los 70s-80s, generada por el instinto criminal de las izquierdas marxistas. Oportunidad en que se constató que el peruano está aferrado a sólidos vínculos familiares (con sus padres y hermanos, o con sus hijos), porque el emigrante peruano fue laborioso en el exterior y puntual repatriador de sus ganancias para sostener a sus familias en el Perú.

            Es que la familia para los peruanos suple la deserción y ausencia del Estado. La familia es hospital para el enfermo, es escuela para el que no sabe, es instituto tecnológico para aprender oficios prácticos, es centro de trabajo remunerado o no. La familia cobija al miembro desvalido.

            La Constitución no emplea otra palabra al referirse a la familia, dice: “La comunidad y el Estado (…) protegen a la familia”. ¿De qué peligros habrá que defender a la familia? ¿Cuáles son los perjuicios de los que hay que amparar a familia? Incumbe proteger a la familia no sólo al Estado, sino que es deber de la sociedad toda. Asi reza el artículo sexto de nuestra Constitucion.

            En esta semana entrevistaba a una funcionaria de la representación de la OIT en Lima, y comentaba que las constituciones requieren ser desarrolladas. Eso es lo que falta en el Perú, un gran desarrollo legislativo para que la protección de la familia sea eficaz.
            Debería retornarse al anterior sistema tributario que consideraba a cada hijo como deducción por carga de familia del contribuyente. Debería el Estado reintegrar el gasto educativo a quien tributa y además solventa la educación de sus hijos en escuelas privadas. Y, especialmente, debería el Estado promover el matrimonio, que es la institución que funda la familia, y que es objeto de tanta infamia y distorsión por el “pensamiento único” que trata de imponer la ideología de género.

Publicado en el diario La Razón”, Lima, viernes 23 de setiembre de 2016, p. 6


Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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