sábado, 15 de abril de 2017

Autoridad policial y delito - artículo La Razón

Autoridad policial y delito
Sergio Tapia

            En mis años universitarios, observaba la sevicia del discurso estudiantil de izquierdas contra las organizaciones del Estado, y la cruel agresión “revolucionaria” contra el policía. Me predispuso a buscar información sobre lo que entraña la vocación y el oficio de ser policía. Función tan necesaria para la ciudad. Y, sus miembros, tan expuestos a la incomprensión y a la violencia inmisericorde.

Pero, algo no anda bien en nuestra Policía Nacional. Y, corresponde a la institución poner los remedios para superar la crisis endémica del cuerpo policial. Y, el Ministro del Interior, cabeza política del sector policial, asumir la responsabilidad por los estropicios policiales.

Hay oficios y profesiones que tienen aproximaciones al actuar delictivo. Como si constituyeran sus tentaciones más riesgosas. Los médicos para el aborto clandestino y la eutanasia, y los policías para el delito o para asumir una actitud contemplativamente permisiva para la extensión del delito.

Domingo 20 de marzo, Arequipa en el barrio de Vallecito, entrando la noche dos policías uniformados, varón y mujer, en una moto oficial, arrancan raudamente antes de tener la señal de luz verde a su favor. El impulsivo despegue les hace perder el equilibrio y caen aparatosamente, a los cinco metros de haber andado. El policía tiene notorios signos de ebriedad o consumo de sustancias, la policía permaneció muy callada y pasiva. El policía detiene la marcha de un taxi. Con la intención de echarle la culpa al pobre taxista, de haberse pasado la luz roja. No encontró otro camino, que el abuso de autoridad y la prepotencia, con tal de eludir su responsabilidad por el deterioro de un vehículo de propiedad del Estado ¡Una verdadera canallada!

El mismo día, en Pucallpa, un oficial de policía, ebrio, tras haber atropellado a diversos vehículos (un automóvil, dos mototaxis y una moto), se suicidó para huir del oprobio y responsabilidad ¡Un final insano e innoble!

Martes 22, en un distrito residencial de Lima, roban un vehículo de la puerta de un inmueble. Nunca se generó acción policial real y concreta para intentar su recuperación. La lentitud y desinterés para la formalización de la denuncia (hora y media, sin gente), expone al ciudadano que reivindica su propiedad, al trato policial desdeñoso.

Se viene imponiendo una nueva modalidad de robo vehicular: pedir “rescate” por el vehículo hurtado. Por supuesto, el pago de la suma acordada no asegura la devolución del vehículo, puede haber doble timo.

Tanta información en manos de la delincuencia, se facilita por los documentos que deben portarse en el vehículo: el SOAT y el formulario de Revisiones Técnicas. Que consignan el nombre completo, DNI, domicilio, teléfono y celular del conductor o propietario. Contradictoriamente, la Tarjeta de Propiedad, por seguridad ya no porta visiblemente tales datos.

            No bastan nuevas leyes. Lo que falta son agentes del orden, celosos del cumplimiento de la ley. Ni perezosos, ni mucho menos cómplices. Es urgente encarar la reforma policial desde sus cimientos, desde los hombres que ingresarán para formarse como policías.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 24 de marzo de 2017, p. 6


Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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