domingo, 17 de septiembre de 2017

¿Gobernar para qué? - La Razón

¿Gobernar para qué?
Sergio Tapia

            La comidilla de cuanta reunión hay, por diversos motivos (sociales, empresariales, profesionales y políticos, por supuesto) en el país, es lo infructífero que resultó PPK como presidente y lo malo de su gobierno.

La incapacidad de no poder reaccionar y de no saber aplicar los correctivos que hasta el sentido común recomiendan, produce malestar generalizado en la Nación. A la mayoría le molesta tener que ocuparse de la política, y si lo hace es con desdén al político, a la administración pública y a todo lo que proviene del Estado.

No es conducta virtuosa, debemos enmendar. Porque no somos archipiélago de individualidades. Somos lo que en sí mismos tenemos: personas con una dimensión social. Y, la sociedad de seres humanos, es eminentemente política, necesitamos quien conduzca, y requerimos ordenarnos en la convivencia de unos con otros.

            El Estado existe para servir a la persona humana, a todos y a cada uno de nosotros: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo (…) del Estado”, lo dice la Constitución, en su artículo 1°. Por lo tanto, ¿gobernar para qué? no es materia de planes rebuscados, sino de actos con sentido común, enriquecidos por la oportuna decisión y la acertada asesoría que es necesaria para saber complementarse y enriquecerse.

El ejercicio de las funciones públicas, reclama eficacia en la acción. Gobernar exige previsión; su defecto es la improvisación. En el servicio del Estado a la persona humana, su fin supremo, por mandato constitucional, ha de ser sensiblemente cuidadoso de la educación de la niñez y la adolescencia. Las deficiencias del Estado se maximizan cuando grupos ideologizados por el comunismo, deprecian al profesorado escolar estatal, considerándolo una forma de empoderamiento social, un botín para los grupos ideologizados. Los que como rara vez ha ocurrido, causarán la pérdida del año escolar. Los demás: impávidos. Comenzando por la propia Ministra de Educación, que no hace ni deshace, en la materia. Aunque en la imposición impopular de la ideología de género, sí hizo, lamentablemente bastante daño, al deshacer los contenidos éticos de la educación para párvulos.

Hay otras obligaciones del Estado, al servicio de su fin supremo que es la persona humana. Los servicios de salud, su calidad, gratuidad y extensión popular eficaz. La vivienda con gran alcance poblacional, para proteger la familia (art. 4 de la Constitución). La promoción del empleo, para preservar esa institución fundamental de la sociedad que es la familia (art. 4 de la Constitución). Y, la calidad de los servicios de policía y seguridad ciudadana, de persecución del delito, con jueces y fiscales preparados y honestos, etc., etc., etc.

No es un sueño: Es la realidad que queremos vivir en sociedad. En las condiciones que imaginaron nuestros fundadores de la República: “Firme y Feliz por la Unión”.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 18 de agosto de 2017, p. 6



Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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