jueves, 24 de mayo de 2012

El alboroto Garatea


El alboroto Garatea

SERGIO TAPIA TAPIA

Director Jurídico de UnoAmérica







            Librepensadores y socialistas, protestan porque a un religioso católico le han suspendido el ejercicio sacerdotal en Lima.

Protestan porque el padre Garatea no puede administrar sacramentos (confesar, dar de comulgar), celebrar misas y predicar al público. Lo extraño es que los que protestan nunca van a misa, no se confiesan ni con Garatea. Porque son ateos declarados ó públicamente han abjurado del culto católico ó son críticos permanentes de los curas. Hay aquí mucha ideología y poca sinceridad.

Esta desleal campaña publicitaria, es urdida por un pequeño sector burgués irreligioso, aliado con un puñado de ateos socialistas, que se han constituido en pescadores de un río revuelto por ellos mismos, con sus repetidas falacias contra nuestro Arzobispo Cipriani y por sus altas dosis de anticristianismo.

Sus contradicciones los desdicen y dejan ver lo que tratan de ocultar. Ellos no defienden el ejercicio sacerdotal. Hacen apología de quien siendo accidentalmente sacerdote, les une ser conmilitones de cuanta campaña secularista y pro-socialista han promovido.

El padre Garatea es coautor del Informe de la mal llamada “Comisión de la Verdad”, que hizo de “toda nuestra justicia como un trapo sucio” (expresión del profeta Isaías), para enlodar a nuestras Fuerzas Armadas.

Garatea abogó por la unión civil de los homosexuales, tema reiteradamente rechazado por el Vaticano desde hace varios años. Garatea alienta el matrimonio de sacerdotes diocesanos, lo que atenta contra el celibato sacerdotal que no está en discusión en el catolicismo. Por lo que Garatea confronta la ley de la Iglesia sobre el sacramento del matrimonio.

La perfidia anticristiana, aparentando un compromiso con los pobres, suscitó la desviación revolucionaria del Evangelio ó Teología de la Liberación; de la que el padre Garatea no habría sido ajeno.

La Iglesia Católica como sociedad de hombres; exhibe imperfecciones. Pero, goza de la garantía de Dios, que la eleva y la perfecciona. La Iglesia es, por obra de Dios, depositaria de la Verdad y de la auténtica doctrina moral, contenidas en la síntesis que es el Catecismo.

La Iglesia, sociedad de hombres, es organización jurídica. Su ley es el Código Canónico, que regula los derechos y obligaciones de los fieles y su relación con las autoridades eclesiales. Establece a los sacerdotes como colaboradores de su obispo y regula la disciplina del clero, así como la administración de los sacramentos.

El obispo debe conservar y transmitir, tal cual, la Verdad y la doctrina moral de las que la Iglesia es depositaria. Para ello cuenta para ello con la colaboración de sus sacerdotes. Es inconcebible que un sacerdote juegue a la libre frente a su obispo.

Peor, aún, es que un sacerdote se enfrente públicamente a su obispo, convoque a sus enemistades personales para que lo difamen y aliente a los anticristianos que maltratan a la Iglesia mofándose de sus principios.

Garatea ha perdido las licencias sacerdotales, porque gravemente niega y reniega de los dos fundamentos de la actual renovación de la Iglesia, el Catecismo y el Código Canónico.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 24 de mayo de 2012, pág. 6

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