El alboroto
Garatea
SERGIO TAPIA TAPIA
Director Jurídico de UnoAmérica
Librepensadores
y socialistas, protestan porque a un religioso católico le han suspendido el ejercicio
sacerdotal en Lima.
Protestan
porque el padre Garatea no puede administrar sacramentos (confesar, dar de
comulgar), celebrar misas y predicar al público. Lo extraño es que los que protestan
nunca van a misa, no se confiesan ni con Garatea. Porque son ateos declarados ó
públicamente han abjurado del culto católico ó son críticos permanentes de los
curas. Hay aquí mucha ideología y poca sinceridad.
Esta
desleal campaña publicitaria, es urdida por un pequeño sector burgués
irreligioso, aliado con un puñado de ateos socialistas, que se han constituido en
pescadores de un río revuelto por ellos mismos, con sus repetidas falacias
contra nuestro Arzobispo Cipriani y por sus altas dosis de anticristianismo.
Sus
contradicciones los desdicen y dejan ver lo que tratan de ocultar. Ellos no defienden
el ejercicio sacerdotal. Hacen apología de quien siendo accidentalmente
sacerdote, les une ser conmilitones de cuanta campaña secularista y pro-socialista
han promovido.
El
padre Garatea es coautor del Informe de la mal llamada “Comisión de la Verdad”, que hizo de “toda nuestra justicia como un trapo sucio” (expresión del profeta
Isaías), para enlodar a nuestras Fuerzas Armadas.
Garatea
abogó por la unión civil de los homosexuales, tema reiteradamente rechazado por
el Vaticano desde hace varios años. Garatea alienta el matrimonio de sacerdotes
diocesanos, lo que atenta contra el celibato sacerdotal que no está en discusión
en el catolicismo. Por lo que Garatea confronta la ley de la Iglesia sobre el sacramento
del matrimonio.
La perfidia
anticristiana, aparentando un compromiso con los pobres, suscitó la desviación
revolucionaria del Evangelio ó Teología de la Liberación; de la que el padre
Garatea no habría sido ajeno.
La
Iglesia Católica como sociedad de hombres; exhibe imperfecciones. Pero, goza de
la garantía de Dios, que la eleva y la perfecciona. La Iglesia es, por obra de
Dios, depositaria de la Verdad y de la auténtica doctrina moral, contenidas en la
síntesis que es el Catecismo.
La
Iglesia, sociedad de hombres, es organización jurídica. Su ley es el Código
Canónico, que regula los derechos y obligaciones de los fieles y su relación con
las autoridades eclesiales. Establece a los sacerdotes como colaboradores de su
obispo y regula la disciplina del clero, así como la administración de los
sacramentos.
El
obispo debe conservar y transmitir, tal cual, la Verdad y la doctrina moral de
las que la Iglesia es depositaria. Para ello cuenta para ello con la
colaboración de sus sacerdotes. Es inconcebible que un sacerdote juegue a la
libre frente a su obispo.
Peor,
aún, es que un sacerdote se enfrente públicamente a su obispo, convoque a sus enemistades
personales para que lo difamen y aliente a los anticristianos que maltratan a
la Iglesia mofándose de sus principios.
Garatea
ha perdido las licencias sacerdotales, porque gravemente niega y reniega de los
dos fundamentos de la actual renovación de la Iglesia, el Catecismo y el Código
Canónico.
Publicado
en el diario “La Razón”, Lima, jueves 24 de mayo de 2012, pág. 6
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