jueves, 17 de mayo de 2012

Gobernar ¿para qué?


Gobernar ¿para qué?

SERGIO TAPIA TAPIA

Director Jurídico de UnoAmérica






            Decepciona la ausencia de logros en tres trimestres de gobierno del presidente Ollanta Humala, y se observa con pesimismo su porvenir.

Humala deambula solitario. Pierde partidarios y carece de cuadros para gobernar. Sus infortunios políticos ponen en riesgo el consenso y aceptación ciudadanas, condiciones indispensables para gobernar en paz.

El grupo parlamentario mayoritario sería de Ollanta, pero es una gavilla de filo-marxistas. Humala, ganó el ballotage modificando su propuesta política. Al parecer lo hizo con sinceridad, porque cumple a pesar de los pesados costos, pero es fuente de fricciones con sus parlamentarios.

La legitimidad de origen presidencial es dada por un procedimiento electoral imperfecto que, insertado en una democracia vulnerable a la manipulación, origina un sistema que otorga decisión política a ciudadanos masificados que adolecen de cultura cívica. A ello se suma nuestra “clase política”, que padece alta volatilidad electoral y mayormente carece de formación doctrinal.

Para Aristóteles el pueblo es asociación de familias. Entonces, gobernar bien no es un imposible, si se sabe “Gobernar para las familias” como titula una de sus obras el reconocido promotor social argentino, Ignacio Garda Ortiz.

            Ollanta dijo, en enero: “el arte de gobernar es también corregir”.

Por lo que si el presidente Humala corrige desvaríos, obtendrá legitimidad de ejercicio. Las prácticas de buen gobierno aconsejan que el Estado procure condiciones externas (el bien común), destinadas a asegurar a las familias la procreación, alimentación, educación, salud y seguridad, y que promocione el pleno empleo. El resto es ideología.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 17 de mayo de 2012, pág. 6

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