sábado, 6 de abril de 2013

Mendacidad y representación parlamentaria


Mendacidad y representación parlamentaria
SERGIO TAPIA T.

            Las declaraciones irreverentes contra nuestro Cardenal Juan Luis Cipriani, por el congresista Otárola –quien dice ser católico–,  amerita que me ocupe del tema.
Lo declarado por  Otárola –blindado por su inmunidad parlamentaria–, es  una incomodidad grave e inoportuna que hay que aguantar.
Otárola imputa graves delitos a la persona de Juan Luis Cipriani, cuando ejerció el cargo episcopal en la Arquidiócesis de Ayacucho. Lo calumnia a través de El Comercio, afirmando que: (1) “En Ayacucho permitió torturas a sacerdotes y demócratas so pretexto de combatir el terrorismo”, y (2) “Él fue cómplice de las torturas que se cometieron durante ese régimen” (se refiere al gobierno de Alberto Fujimori).
Otárola sabe que lo que dice es mentira. Si fuera cierto, debería haber asumido –digo yo– la posición de denunciante judicial. No lo ha hecho, tras más de 20 años de esos sucesos que actualmente imputa con mezquindad.
Concluye Otárola: “Es triste para nosotros los católicos tener un Cardenal vinculado a esas torturas.” ¿Será católico? o ¿es otra mentira? ¿Qué tristeza, a los católicos, puede ocasionar el Cardenal que tenemos?
Si lo de las torturas fuese cierto ¿por qué Otárola fue incapaz de cumplir con su deber ciudadano? Debió denunciarlas, y ¿por qué no es capaz de cumplir con su deber parlamentario? Él mismo debe investigar.
De haber revocatoria de congresistas, Otárola podría ser uno de los revocados por la pésima representación nacional que ejerce de los ciudadanos de un pueblo mayoritariamente católico.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 4 de abril de 2013, pág. 8

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