viernes, 3 de octubre de 2014

Realidad e imaginación ideológica


Realidad e imaginación ideológica

SERGIO TAPIA T.



 

Resulta cada vez más frecuente escuchar, a algunos, decir que lo que expresan sobre un determinado suceso es: “mi verdad”.

De tanto repetirlo, hasta se empieza a preguntar: “¿Y, cuál es tu verdad?

A fuerza de repetirlo, se ha sembrado un subjetivismo peligroso, que se torna en grave ofensa contra los más elementales fundamentos del discurso racional del ser humano.

La verdad no reside en el sujeto que conoce. No hay, por tanto, “mi verdad”, ni “tu verdad”.

La verdad es una relación cognitiva, entre el sujeto que es capaz de conocer mediante su entendimiento, con la realidad que es lo que existe y es el objeto del conocimiento.

Si la relación del entendimiento y la realidad concuerdan. Entonces, esa es la verdad. Si no concuerdan, es lo falso. Y, el error se expresa, con conciencia de tal disociación, es la mentira. Entre ellas, la más nefasta es la ideología, por ser un conjunto de falsedades con pretensiones de verdades absolutas, como los socialismos (marxismo, nazismo, fascismo, etc.)

La verdad se sostiene en el principio de no contradicción. No puede haber verdades contradictorias entre sí.

Para relacionar verdades e inferir apreciaciones conclusivas, hay regulaciones de la lógica, que preservar de errores el razonamiento humano. Hoy en día cunde por doquier el pensamiento ilógico de relativismo.

Se va perdiendo el amor a la verdad. Ya no se la busca, no hay ansia por ella. A lo sumo hay conformismo, campea la subjetividad y se contagia la indiferencia.

Sumamente grave es que la Política quede contagiada de ello.

La Política es la actividad humana de capital importancia. Porque su objeto y fin es Gobernar bien, para que las personas se realicen viviendo en sociedad, por lo tanto el buen gobierno fortalece la familia, primera realidad social del hombre.

Es una lástima que la Política en el país esté sumida en una desorientación prejuiciosa, de tal grado que espanta y distancia a muchísimas personas, perdiendo el país valiosos aportes para su mejor estabilización socio-cultural y económica.

En el terreno de la Política se juega el destino individual de cada persona, porque vivimos en ineludibles relaciones sociales. Incluso hay una tendencia de transformar en público lo que antes estaba reservado a lo privado.

El Estado Peruano carece, desde hace muchos decenios, de funcionarios de carrera. Lo cual es riesgoso porque cada cambio de gobierno, e incluso cada cambio de ministro dentro del mismo gobierno, ocasiona una modificación de los cuadros responsable del ejercicio de la autoridad. Y, es peligroso porque facilita que el Estado puede ser fagocitado por cuadros ideologizados, embriagados del voluntarismo revolucionario, y con pretensiones de regular hasta la intimidad de nuestras vidas, en virtud de sus raciocinios desatinados.

La deserción de los buenos ciudadanos y el desinterés de los ciudadanos capaces, abandonan los asuntos de la República al vaivén de cualquier ensayo desatinado que podamos imaginar.

Contribuir a mejorar el Perú, requiere en parte, participar en Política.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 26 de setiembre de 2014, pág. 6


Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/

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