¿Elección homofóbica?
SERGIO TAPIA T.
Ha habido y hay
agresividad y descortesía por parte de algunos políticos, quienes rompen toda
regla de respeto democrático y de urbanidad, maltratando innecesariamente al
rival.
Pero, además, hay
políticos como Carlos Bruce, cuyo nicho electoralista por el que descuella, es
agitar los resquicios de homosexualidad en nuestra sociedad peruana, y se
extralimita al proferirles a todos los ciudadanos-electores que ir contra su
proyecto de “matrimonio” homosexual es ser un homofóbico.
Vale, en primer lugar,
aclarar conceptos: Homofóbico, según la Real Academia de la Lengua, es tener
aversión, repugnancia o rechazo hacia los homosexuales o a la homosexualidad. Y,
las fobias en psiquiatría, son los temores angustiosos e incontrolables, que se
caracterizan como una aversión exagerada.
Yo no soy homofóbico, no
odio a ninguna persona. Lo que no me impide hacer apreciaciones morales y tener
sentido crítico jurídico-antropológico sobre la conducta homosexual, que gusta
tener relación sexual con personas del mismo sexo. Porque hace mella en la
naturaleza, fines y legitimidad de las relaciones sexuales.
En los juicios morales,
no cabe odiar, porque dejarían de ser juicios morales.
Específicamente, en el
contexto de este artículo, afirmo que no me impulsa ninguna aversión ni
repugnancia al congresista Carlos Bruce, por más desacuerdos que tenga con sus
planteamientos ética y jurídicamente reprobables.
El problema es que al
congresista Bruce sí le repugnan todos los ciudadanos-electores que expresan en
inmensa mayoría democrática, su desaprobación y su no aceptación, al proyecto
de legalizar el matrimonio de parejas homosexuales, bajo la confusa
denominación de “Unión Civil”.
El
proyecto de ley de Bruce sobre Unión Civil (sistemática y múltiplemente
rechazado en el Congreso), si se le compara con el texto del Código Civil que
desarrolla el matrimonio civil, comprobaremos que la Unión Civil es un mero
calco de toda la institución matrimonial. Pero, usa otro nombre, Unión Civil. Entonces
es un proyecto embustero. No es políticamente correcto.
El
matrimonio no es de aplicación para parejas homosexuales. Será siempre
rechazable. Porque el matrimonio no es una institución jurídica que pueda
forzarse para que sirva a personas del mismo sexo, que por ser tales no pueden
tener una relación con fines matrimoniales.
Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 6 de mayo de 2016, pág.
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Blog (colección artículos publicados en La Razón): http://sergiotapiatapia.blogspot.com/
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