lunes, 30 de mayo de 2016

DDHH: soberanía y supletoriedad - La Razón


DDHH: soberanía y supletoriedad

SERGIO TAPIA T.

 

            Hay quienes promueven el matar como derecho, para aplicar el aborto a seres humanos en etapa embrionaria; y se dedican con empeño a legalizarlo.

Para disminuir su tarea, los promotores de la Cultura de la Muerte hacen referencia a resoluciones y sentencias internacionales sobre derechos humanos, en tanto favorezcan a su ideología. Difunden que son de obligatorio cumplimiento universal, porque pretenderían ahorrarse múltiples campañas y cabildeos en cada país.

            La Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el segundo párrafo de su Preámbulo, consigna: “Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos”.

En estas últimas líneas hay un importante criterio ordenador de la normatividad estatal y el derecho internacional de los derechos humanos. Al ordenamiento jurídico internacional lo califica como “coadyuvante” o “complementario” de la legislación de cada estado.

Por lo tanto, si el derecho nacional es más protector de los derechos de la persona humana; entonces cede la preferencia el derecho internacional de los derechos humanos, y no se aplica.

El tratado establece una medida que es el límite inferior al que los estados soberanos se comprometen arribar con sus legislaciones. Pero, si el derecho nacional protege más, no es lógico que se pretendan imponer normas para rebajar la protección de los derechos de las personas.

Pero, la incoherencia cunde en las resoluciones de la Comisión y en las sentencias de la Corte interamericanas de derechos humanos, cuyas interpretaciones son ideológicamente tributarias de la Cultura de la Muerte.

La Convención Americana establece sus reglas de interpretación, y en el literal b) del artículo 29, señala la mayor jerarquía normativa de la legislación interna frente a la menor protección internacional. Por lo que nunca debió la Comisión exigir un aborto a un país que lo rechazaba, ni la Corte puede aspirar que su sentencia favorable al aborto, sea de cumplimiento obligatorio para todo el continente.

El tratado es muy claro, en el artículo 1: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.”

Es grave que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tergiverse y mal interprete los auténticos derechos humanos.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 27 de mayo de 2016, pág.6


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domingo, 22 de mayo de 2016

¡DDHH vs Personas humanas!

¡DDHH vs. Personas humanas!
SERGIO TAPIA T.

            Nuestro escenario es el apogeo legalista de los derechos humanos, bajo la égida de los organismos públicos internacionales (la ONU a nivel mundial, y en nuestro Continente la OEA).
Pero, siglos antes, fue labrándose su concepción intelectual e ideológica. Por lo que encontramos críticas a los derechos humanos desde las corrientes liberales (Burke y Bentham) y desde el socialismo (Marx).
Burke acusa a la Revolución llamada Francesa, producida por la ideología liberal, de ser hostil a la propiedad, violadora de los derechos al debido proceso y enemiga del derecho a la vida mediante las decapitaciones en masa. Hoy, constatamos, lamentablemente, que el “discurso” de los derechos humanos no es siempre para todos; de hecho se les niega a los militares que participan en operaciones contrasubversivas.
La pertenencia a las izquierdas concede privilegios. Hay dos balanzas; se mide con doble rasero si el gobernante es de izquierdas o de derechas. Vean como concluyeron sus ciclos políticos el genocida de Fidel Castro y el general Pinochet.
Hay un menoscabo de la dignidad humana, mediante leyes y sentencias que son arbitrarias, y que pretenden justificarse bajo el lema de “los derechos humanos”.
El sistema jurídico nacional no resulta coherente si por un lado proclama el derecho a la vida, y de otro lado concede que también hay derecho al aborto.
Marx escribió que los derechos humanos no son universales, porque sólo alcanzan en la práctica a determinados sectores de individuos.
La universalidad de los derechos humanos se pierde cuando las autoridades ceden a las presiones, y reconocen derechos a los homosexuales y al género de libre opción y de libre preferencia, pretendiendo sustituir al sexo que es una determinación de la realidad cromosómica, que la biología se encarga de estudiar y que la ley no puede inventar.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 12 de mayo de 2016, pág. 6


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¿Elección homofóbica? - La Razón

¿Elección homofóbica?
SERGIO TAPIA T.
Ha habido y hay agresividad y descortesía por parte de algunos políticos, quienes rompen toda regla de respeto democrático y de urbanidad, maltratando innecesariamente al rival.
Pero, además, hay políticos como Carlos Bruce, cuyo nicho electoralista por el que descuella, es agitar los resquicios de homosexualidad en nuestra sociedad peruana, y se extralimita al proferirles a todos los ciudadanos-electores que ir contra su proyecto de “matrimonio” homosexual es ser un homofóbico.
Vale, en primer lugar, aclarar conceptos: Homofóbico, según la Real Academia de la Lengua, es tener aversión, repugnancia o rechazo hacia los homosexuales o a la homosexualidad. Y, las fobias en psiquiatría, son los temores angustiosos e incontrolables, que se caracterizan como una aversión exagerada.
Yo no soy homofóbico, no odio a ninguna persona. Lo que no me impide hacer apreciaciones morales y tener sentido crítico jurídico-antropológico sobre la conducta homosexual, que gusta tener relación sexual con personas del mismo sexo. Porque hace mella en la naturaleza, fines y legitimidad de las relaciones sexuales.
En los juicios morales, no cabe odiar, porque dejarían de ser juicios morales.
Específicamente, en el contexto de este artículo, afirmo que no me impulsa ninguna aversión ni repugnancia al congresista Carlos Bruce, por más desacuerdos que tenga con sus planteamientos ética y jurídicamente reprobables.
El problema es que al congresista Bruce sí le repugnan todos los ciudadanos-electores que expresan en inmensa mayoría democrática, su desaprobación y su no aceptación, al proyecto de legalizar el matrimonio de parejas homosexuales, bajo la confusa denominación de “Unión Civil”.
            El proyecto de ley de Bruce sobre Unión Civil (sistemática y múltiplemente rechazado en el Congreso), si se le compara con el texto del Código Civil que desarrolla el matrimonio civil, comprobaremos que la Unión Civil es un mero calco de toda la institución matrimonial. Pero, usa otro nombre, Unión Civil. Entonces es un proyecto embustero. No es políticamente correcto.
            El matrimonio no es de aplicación para parejas homosexuales. Será siempre rechazable. Porque el matrimonio no es una institución jurídica que pueda forzarse para que sirva a personas del mismo sexo, que por ser tales no pueden tener una relación con fines matrimoniales.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 6 de mayo de 2016, pág. 6


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Víctor Robles Sosa (Q.E.P.D.) - La Razón

Víctor Robles Sosa (Q.E.P.D.)
SERGIO TAPIA T.

            La muerte es una realidad que debe de enfrentarse reflexivamente, en especial cuando la sufre alguien cercano, por haber sido amigo y compañero de batalla del buen combate por los valores y principios trascendentes. La muerte, constituye una de esas realidades que interpela, cuando pasa cerca de nosotros, al afectar a alguien conocido y estimado.
Frente a la muerte hay el consuelo de la religión, aconseja de Santo Tomás de Aquino, una de las mentes brillantes del catolicismo. Porque la vida y la muerte constituyen una unidad que trasciende las realidades pasajeras, porque no queda encerrada en las realidades insatisfactorias. Porque lo que es la vida, no acaba ni concluye, sino se transforma para residir en una morada, eterna y no material.
Víctor Robles Sosa, periodista competente, comprometido en las buenas causas, ha fallecido, ya no está entre nosotros. Se le extrañará, porque su lugar será difícil de llenar.
Víctor supo estar cercano a las víctimas de la vileza del terrorismo que sufrimos en los últimos años. Cercano a los militares, víctimas de procesos judiciales por odio ideológico. Cercano a los civiles, que arrastraban serenamente el duelo por sus familias asesinadas, sin piedad, por la demencial estimulación ideológica asesina de las izquierdas marxistas.
Víctor se jugó por la defensa de la vida del no nacido, del matrimonio sin falsificación homosexual y de la familia como célula fundamental insustituible de la sociedad nacional.
Escribió libros y artículos, dictó conferencias, organizó certámenes. Víctor era un hombre entregado noblemente a la tarea de la defensa de principios. Dándose y donándose, sin rasero ni medida.
Víctor hizo del periodismo una actividad noble, por los fines y por las causas que lo abrazó profesionalmente. A él, va nuestro recuerdo imperecedero, y nuestro reconocimiento sin tardanza por la nobleza de su entrega generosa.
Víctor Robles Sosa: Que En Paz Descanses, y que eternamente goces contemplando al Señor de la Vida, al Señor de la Victoria.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 29 de abril de 2016, pág. 6


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Matrimonio y familia homosexual - La Razón

¿Matrimonio y familia homosexuales?
SERGIO TAPIA T.

            Tema controversial es si el matrimonio y la familia pueden ser asimilados a las relaciones homosexuales. Se derraman sobre él, incontables opiniones entre las cuales hay de las que atentan contra la célula fundamental de la sociedad.
Hay políticos y líderes de opinión que deshacen la unidad conceptual del matrimonio y la familia. Y, desde la confusión, se empeñan en proponer con ideología y subjetivismo, desfiguraciones sobre la familia que el matrimonio funda.
La familia no es estática, ha sufrido múltiples transformaciones, por influencia de cambios culturales, sociales, económicos e ideo-políticos.
Cuando la economía era de dos factores (trabajo y naturaleza), la familia concentraba un sinnúmero de características que hoy ya no las tiene: Era un centro de producción; en su seno se trabajaba agrícola, ganadera o artesanalmente; el padre era maestro y patrón; la madre –además de la crianza de los hijos–, participaba en la producción a escala familiar, y los hijos trabajaban, se educaban y aprendía el oficio del padre. Era numéricamente amplia, abrigaba en su seno diversos grados de parentesco, incluso incorporaba trabajadores domésticos.
Al inventarse la máquina, y originarse el fenómeno de la industrialización (con la economía de tres factores: trabajo, naturaleza y capital), que da origen a la empresa, la familia se transforma. También el urbanismo y la aparición de las mega-ciudades adecúan a la familia: El padre sale del hogar para trabajar; la madre se transforma en ama de casa; los hijos van a la escuela y aprenden oficios fuera del ámbito familiar, y la familia deja de ser un centro de producción económica. Hay un excelente trabajo de Juan Manuel Burgos que diagnostica estos cambios en la familia.
Sin embargo, el matrimonio y la familia responden a la unión fundante de una mujer y de un hombre; es una unión estable porque sus fundadores asumen un proyecto de vida en común; está abierta a la vida, por amor y por condiciones anatómicas; los hijos no sólo son procreados, sino que reciben formación y educación en el hogar.
Lo más lejos del matrimonio y la familia es la unión de dos personas del mismo sexo, aunque se quieran. No les corresponde a su relación sentimental intentar asimilarse al matrimonio. Dos personas del mismo sexo no generan relaciones conyugales, no dan origen a las relaciones paterno/materno filiales, ni fraternales.
No hay querer es poder”. El matrimonio homosexual y la familia homosexual son inadmisibles, natural y jurídicamente. Y, la realidad anatómica clama para contradecirlos.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 22 de abril de 2016, pág. 6


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Matrimonio homosexual a lo colombiano - La Razón

Matrimonio homosexual a lo colombiano
SERGIO TAPIA T.

            La semana pasada desde Colombia se anunció la extensión del matrimonio a las parejas de homosexuales.
¿Hubo reforma constitucional en Colombia? No. Pero, la constitución colombiana en su artículo 42 prescribe “la familia (…) se constituye (…) por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio…”.
¿Cómo se explica que la sociedad colombiana, cuya constitución se define como la “norma de las normas” (artículo 4°), se permita el matrimonio de homosexuales sin cambios constitucionales?
¿Es que habrá el Congreso aprobado una ley, en contra de la prescripción constitucional? Tampoco, no hay ninguna ley del Poder Legislativo colombiano que se exprese sobre tan arduo tema.
¡Ah! ¿Habrá sido por referéndum? Porque el pueblo es el soberano, según la doctrina demo-liberal. No, tampoco. Ningún mecanismo de democracia directa se ha realizado al pueblo colombiano. El que por encuestas Gallup, el 62% se manifestó contrario al matrimonio de homosexuales.
Entonces, ¿quién aprobó el matrimonio homosexual en Colombia?: Seis individuos, que ya están denunciados, que son miembros de la Corte Constitucional (similar a nuestro Tribunal Constitucional).
Dos son las consecuencias jurídicas de los autores y los intereses creados que hay tras esta írrita sentencia constitucional colombiana: (1) Intentar que los homosexuales accedan al matrimonio, que expresamente el texto constitucional lo reserva exclusiva y excluyentemente a “un hombre y una mujer”; (2) Intentar la extensión de la noción de familia a favor de las parejas homosexuales, porque la constitución colombiana establece que la familia se constituye sólo mediante el matrimonio de un hombre y una mujer.
La sentencia de los seis es nula, no obliga legalmente. Porque conspira contra el orden constitucional colombiano.
Debemos aprender las lecciones que nos deja la experiencia colombiana, ahora que en el Perú se está conformando el nuevo Congreso que a partir de julio será bombardeado con las técnicas neo-marxistas gramscistas a favor de la agenda de la ideología de género.
Debemos tener presente que, la sola existencia de leyes escritas resulta insuficiente para preservar la dignidad y los derechos humanos naturales. Es necesario, además, cuidar la recta idoneidad de los magistrados encargados de aplicar las leyes. Y, no descuidar la vigilancia moral, ideológica y jurídica sobre los jueces de la Corte Interamericana.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 15 de abril de 2016, pág. 6


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