jueves, 23 de febrero de 2012

Entrevista al Dr. Sergio Tapia Tapia, analista de conflictos sociales por causas ideológicas

Entrevista al Dr. Sergio Tapia Tapia, analista de conflictos sociales por causas ideológicas



¿Por qué se producen tensiones internas en el gobierno de Ollanta Humala?

No hay que alarmarse de las tensiones que se producen en la actividad política, porque ésta exige conocimiento adecuado y competencia eficaz para gobernar bien, y suma prudencia al adoptar decisiones por los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial). Además, estatura moral por parte de cada uno de los actores políticos. Las tensiones, precisamente, se producen cuando hay carencia de algunos de estos elementos, lo que degrada el arte de la política. La historia universal es rica en glorias y en miserias.

Lo que viene sucediendo en los breves meses del gobierno de Ollanta, es una precipitación de oleadas de crisis. De crisis de hombres. Lo que está en crisis es la calidad humana de las nuevas camadas de actores que han arribado a las tres funciones del Estado. Hay una profunda crisis moral, hay incapacidad de saber en qué y cómo actuar, hay desconocimiento e incompetencia. Pero, no sólo en el Ejecutivo, ni sólo en el Parlamento. Los síntomas de esta profunda crisis afectan muchísimo más en el Poder Judicial y en el Ministerio Público en el cual ya viene descansando mucho de los que es administración de justicia, por los nuevos códigos procesales.

¿Esta situación se debe a una etapa inicial de afianzamiento de un nuevo partido en el gobierno?

No. Se debe a un déficit de liderazgo presidencial por parte de Ollanta Humala, y a proyectos político-ideológicos en confrontación al interior del mismo partido y en la estructura del poder.

Se pueden distinguir tres niveles de erosión, que si no son atendidos en forma eficaz y con emergencia, se transformarán en un peligro para la continuidad del gobierno, para la estabilidad del Estado y para la supervivencia de la República.

El primero es la acción demoledora de la unidad estatal, que garantiza la unidad nacional, la que está siendo desgarrada desde los poderes regionales que están en manos de comunistas y socialistas. La segunda, es la lucha de clases que desintegra la vida en sociedad e impide el desarrollo económico, se perpetra a través de formas violentas que ya están paralizando proyectos y emprendimientos. La tercera, es el divorcio entre la actual inauténtica representación parlamentaria de la Nación, que ilegitima el mandato de los congresistas.

¿Entonces, la crisis que Ud. diagnóstica es muy grave?

Sí, por eso se explica que transcurran 32 años de guerrillas y terrorismo sin solución de continuidad. No hay Estado en toda la extensión del territorio, ni personal competente y moralmente calificado para ejercer los diversos niveles de autoridad política y administrativa.

Tan grave es que la inoperancia del Estado se endosa a las empresas mineras, por ejemplo, las que cumplen con pagar impuestos que el Estado debería redistribuir sabiamente mediante el gasto presupuestado con criterios justos. Sin embargo, tras la ineficiencia del Estado, demagógicamente la clase política se lava las manos y “le echa la pelota a la empresa privada”, la que resulta siendo responsable de la falta de agua potable que no es de su competencia ó la culpable de no haber desarrollo en las provincias donde operan sus instalaciones. Al final, la empresa debe sustituir al Estado en todos los servicios: educación, salud, el bien común del medio ambiente y la seguridad. Esto es, debe pagar doble, los impuestos al Estado glotón e incapaz por los políticos incompetentes que sufrimos, y además el presupuesto de la llamada responsabilidad social empresarial. Esto no es un trato justo para la célula fundamental de la economía, que es la empresa

¿Cree Ud. que el gobierno de Humala puede superar tan grave crisis?

Es un dilema, por la correlación de fuerzas políticas en pugna. Los comunistas tienen poder en las regiones y cuotas de poder en el Legislativo y el Ejecutivo, y gozan de influencia determinante en el Poder Judicial y fiscalías. A tres meses de iniciado el gobierno de Ollanta, el sector comunista aliado a Ollanta se precipitó motivado por su ánimo revolucionario. En tanto que los nacionalistas han perdido la paciencia, luego de seis meses de gobierno, como se ejemplifica en los estadillos emocionales de la vicepresidenta Marisol Espinoza contra el presidente del Consejo de Ministros, y el “Estado dentro del Estado” que el temperamental Abugattas está construyendo desde su presidencia del Congreso.

Los comunistas se han separado de la conducción presidencial de Ollanta, pero debido a la aparición de deslealtades en los socialistas nacionalistas humalistas, quizá ya se venga configurando un divorcio. Ollanta lo percibió oportunamente, y optó por fortalecer el ejecutivo con Oscar Valdés, degradando a Salomón Lerner por carecer de dones para gobernante.

Ollanta se fortalecerá si consolida equipos para buen gobierno desde el Ejecutivo, la usina de nuevos cuadros no contaminados ideológicamente puede encontrarla en jóvenes profesionales y en los institutos armados donde él debe su origen y los conoce.

Y, tendrá que ensayar las vías constitucionales predeterminadas, para renovar a este Congreso que es una suma de ineptitudes y decrepitudes, sin fundamento en una real y legítima representatividad de la Nación Peruana.



Diario “La Razón”, Lima, sábado 18 de febrero de 2012, págs. 10 y 11

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