sábado, 3 de agosto de 2013

Partidocracia destructiva


Partidocracia destructiva

SERGIO TAPIA T.



 

Uno de los regímenes legítimos es la república o democracia.

La democracia prioriza la libertad ciudadana, su signo distintivo es la elección de autoridades por plazo determinado. Aunque el acto de elegir no es privativo de la democracia, hubo monarquías electivas en el bajo medioevo español. La república (res pública, cosa pública) asegura que la ciudadanía participe (se informe, asesore y decida) en asuntos de orden político.

Las “repartijas” no forman parte de la democracia, ni tampoco de la república.

La partidocracia es gobernar con intereses partidarios, que se tornan prioritarios y se anteponen al bienestar general, la justicia y al bien común.

La partidocracia es la degeneración perversa de la democracia. Porque es engañar a la ciudadanía, para sustituirla y falsificarla.

Lo que es medio (el partido político) se instala como fin. Gobernar desde los intereses de algunos en reemplazo del bien común, deteriora el buen gobierno y controvierte la prudencia política.

Empaña la restauración democrática de 1980, las frecuentes caídas partidocráticas que venimos sufriendo. Como la de estos días con la escandalosa “repartija” para proponer candidatos para el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo.

La designación de Defensor del Pueblo es por cinco años. Quien sea elegido ejercerá durante la segunda mitad de este gobierno nacionalista-peruposibilista, y durante la primera mitad del siguiente gobierno (al que aspira Perú Posible).

La selección de militantes partidarios para funciones que exigen imparcialidad, son una estafa a las expectativas ciudadanas.

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, jueves 18 de julio de 2013, pág. 8


 

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