sábado, 31 de agosto de 2013

Si te dicen "fascista"


Si te dicen “fascista”

SERGIO TAPIA T.



 

Se usa a menudo la palabra “fascista” para calificar personas, y es proferida contra quien no es amigo o para establecer enemistad.

No se utiliza la palabra “fascista” en correspondencia con las doctrinas políticas, ni con la clasificación histórica de partidos políticos, ni en conexión con los gobiernos que condujeron Europa una parte del siglo pasado. Porque el Fascismo es una realidad inactual, no vigente. Está proscrito moralmente, y penalmente en algunos países.

Decirle a alguien “fascista”, no es calificarlo políticamente, es insultarlo. Es delito contra el Honor, por haber ánimo injuriante y finalidad denigratoria. Similar a una mentada de madre.

            George Orwell (1903-1950), es un escritor británico que observó cómo la falta de fidelidad periodística conspira para desaparecer la verdad objetiva, y denunció la falsificación de la historia cuando no se escribe sobre lo ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido.

Orwell tiene un escrito de 1944 (“What is fascism?”), en el que sostiene que desde 1934, no hay persona que se libre de ser denunciada por “fascista”, como los conservadores y las organizaciones de tipo patriótico y tradicional, el gobierno británico colonial de India, los Boys Scout, la policía británica y los colegios privados (calificados de “caldos de cultivo del fascismo”).

Además, el Partido Comunista acusó de “fascistas” a los socialistas, al Partido Laboral británico y a los sindicatos laboristas. Y, para otros, los comunistas son iguales a los “fascistas”. Aquí se relacionan los tiempos, el de Orwell y el presente, porque hay autores liberales latinoamericanos que califican de “fascistas” a los regímenes chavistas de Venezuela, Bolivia y Ecuador, a pesar de su indudable filiación al socialismo-marxista o comunismo.

Recuerda Orwell que a los trotskistas se les acusó -por los comunistas- de “cripto-fascistas”.

Siguiendo a Orwell, desde fuera de la Iglesia se insulta a los católicos diciéndoles “fascistas”. A los antibelicistas como a los belicistas se les señala como “pro-facistas”. A los movimientos nacionalistas, cuando se desea desaprobarlos, se les tilda de “fascistas”, incluso al sionismo.

            Orwell concluye que la palabra “fascismo” carece casi por completo de significado.” Dice haberla “oído aplicada a los agricultores, a los tenderos, (…), al castigo físico, a la caza del zorro, a los toros, (…), a Gandhi, (…) a la homosexualidad, (…), a la astrología, a las mujeres, a los perros…”.

En nuestro tiempo “fascista” es usada por la prensa izquierdista para “etiquetar negativamente con un término despectivo”. Los marxistas, que son parturientes de diversas formas de violencia (verbal y escrita, terrorista y guerrillera), apodan de “fascistas” a sus opositores. Este es su primer acto de agresión, luego -según el vigor del oponente- le aplicarán sus otros métodos de violencia: Asesinato, chantaje, terrorismo, persecución penal sin respeto a los DDHH, etc.

            El uso de la palabra “fascista” sirve para calificar impropiamente a alguien. Su uso es peyorativo, porque tiene finalidad negativa. No es bueno, es antiético y penalmente reprochable.

 

Publicado en el diario “La Razón”, Lima, viernes 16 de agosto de 2013, pág. 8

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